Cuando cae la noche
y el silencio prevalece,
Los acaricio con suave roce
y pido a Dios por ustedes...
Mi niña y mi niño...
Que increíble regalo,
Sus risas alegran más que el vino
Con sus sonidos les hablo...
En silencio los observo
En posiciones imposibles de imitar,
Por sus vidas a Dios rezo
para que sean dignas de imitar...
Cierro los ojos y los oigo respirar
Pausadamente y tranquilos,
Sigo unos minutos más, y al mirar
A cada uno, sólo pienso en estar vivo.
Y verlos caminar,
Escuchar sus palabras.
Verlos imitar
A aquellos que los aman...
Sus tías y tíos...
Abuelas y abuelos...
y hermanos que los meterán en líos,
Entre risas y juegos...
En el silencio de la noche
Cierro los ojos e imagino,
A cada uno con su coche,
Indómitos y dignos...
Mi mente viaja a años
Adelante y sólo espero estar,
Para mitigar posibles daños
Y apoyarlos sin dudar...
En silencio cada noche,
Sueño mil y unas cosas más...
Un último pequeño roce
Para bendecir otro día más...
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